[2] John Dewey publicó una célebre respuesta,[3] "The Public and its Problems" (1927), en la que, aparte de amplio consentimiento a la parte diagnóstica, protestaba contra las soluciones propuestas.
En este concepto, supuestamente, se presuponía[6] un ciudadano soberano y universalmente competente.
Los actores pueden actuar como "ejecutivos", es decir, de forma adecuada y políticamente competente.
El público, sin embargo, en su mayoría parece siempre pasivo, el "mudo espectador en el fondo" (13), debido a que los individuos por lo general ponen interés sólo en sus asuntos y relaciones personales y particulares, no en los temas que determinan la política, de la que normalmente ellos tienen muy poco conocimiento..
"Cuando la gente se posiciona hacia las intenciones de los demás, eso significa actuar como público" (198).
“These various remedies, eugenic, educational, ethical, populist and socialist, all assume that either the voters are inherently competent to direct the course of affairs or that they are making progress towards such an ideal.
I think [democracy] is a false ideal.” (S. 151) "Estos diversos remedios, eugenistas, pedagógicos, éticos, participativos y socialistas, todos ellos presuponen que los votantes sean, pro su natura, competentes para dirigir, para progresar hacia este ideal.
(p. 151)"The fundamental diferencia which is that matters entre insiders and outsiders.
The outsider is necessarily ignorante, usually irrelevante and often meddlesome, because he is trying to navigate the ship from dry país.
El outsider, inevitablemente, se queda sin competencia, sin relevancia y, a a menudo se pone molesto, porque él, por así decirlo, intenta navegar la nave desde la tierra.
- En resumen, el outsider como los teóricos de la democracia, desacierta la esencia de las cosas que consiste en que la competencia y la función siempre y solo existen juntos.