The New York Times Best Seller list
[7] El Times realiza encuestas a los vendedores para reflejar mejor qué está siendo comprado por los clientes.Incluso en la propia Book Review, nosotros no sabemos (el departamento de noticias y encuestas) los métodos precisos".[4] Los datos se ajustan para dar más peso a las librerías independientes, que están menos representadas en la muestra.[4] Las críticas específicas son: En 1983, el autor William Peter Blatty demandó a The New York Times por 6 millones de dólares, alegando que su último libro, Legión (filmado como El exorcista III) no había sido incluido en la lista por negligencia o falsedad intencional, argumentando que debería haber sido incluido por sus altas ventas.Por lo tanto, la sentencia en primera instancia confirmó que la lista es contenido editorial, no contenido fáctico-objetivo, así que el Times tenía el derecho a excluir libros de la lista.Aunque estos esfuerzos no son ilegales, los editores los consideran poco éticos.[20] Tras una disputa legal entre Amazon y The New York Times, a Amazon se le permitió seguir usando la lista a condición de que apareciera en orden alfabético en lugar de en orden numérico.En 2013, Forbes publicó una historia titulada "Here's How You Buy Your Way Onto The New York Times Bestsellers List".[21] El artículo explica cómo ResultSource, una consultora de marketing con sede en San Diego, está especializada en asegurar que los libros entren en las listas de best sellers, incluso garantizando el puesto número 1 a aquellos que estén dispuestos a pagar lo suficiente.[18] Soren Kaplan, la fuente que admitió que había pagado a ResultSource para introducir su libro, Leapfrogging, en la lista de best sellers de The Wall Street Journal, reveló la metodología en su blog: "Si pudiera obtener pedidos a granel antes de que Leapfrogging se publicase, ResultSource compraría los libros en mi nombre utilizando su fórmula probada y verdadera.[22] En 2014, Los Angeles Times publicó un artículo titulado "Can bestseller lists be bought?".[23][24] En él se describe cómo el autor y pastor Mark Driscoll contrató a la empresa ResultSource para introducir su libro, Real Marriage, en la lista de best sellers de The New York Times por 200.000 $.Para conseguirlo, el contrato estipulaba que "RSI realizará al menos 11.000 pedidos en una semana".[25] El estudio concluye que los escritores menos conocidos obtienen mayores beneficios por estar en la lista, mientras que los autores más vendidos, como John Grisham o Danielle Steel, no ven beneficios adicionales de venta.