Testamento de Pío XII

[2]​ Cabe destacar la primera frase en latín: Miserere mei, Deus, secundum (magnam) misericordiam tuam (Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu gran misericordia; Salmo 50).

Estas palabras, que, consciente de mi indignidad e insuficiencia, pronuncié en aquel momento, en el que con temor acepté la elección como papa, repito ahora con justificación aún mayor, porque soy más consciente de mi indignidad e insuficiencia después de las deficiencias y errores durante un pontificado tan largo y una época tan grave.

Es suficiente que mis pobres restos sean sepultados en un lugar sagrado, cuanto más escondido mejor.

Tampoco es necesario que deje un "testamento espiritual", como tantos prelados celosos de manera loable solían hacer.

Los numerosos escritos y discursos que he publicado o emitido durante el ejercicio de mi oficina, bastan, para quien guste conocer mis pensamientos sobre diferentes cuestiones de la religión y la ética.

Pío XII en abril de 1958
Firma de Pío XII