Debido a su elevada resistencia y bajo coste era el material de acabado más empleado en pavimentos interiores.
Finalmente, los trabajadores descubrieron que vertiendo leche de cabra, incluso una vez seca, el aspecto del suelo adquiría un aspecto similar al del mármol[3] por lo que empezaron a usarlo como sellante.
Este sistema resulta más barato y rápido, pero presenta un acabado de peor calidad, pues las juntas entre baldosas no quedan perfectamente niveladas.
Para eliminar la porosidad y conferir más brillo al acabado, el terrazo se puede tratar también con un sistema denominado cristalizado, consistente en una serie de procesos químicos y mecánicos que modifican su superficie con cristales cálcicos, más duros.
También existen multitud de formatos con relieves, aunque estos productos normalmente pasan ya a denominarse piedra artificial.