El cemento blanco debe su color a la ausencia de óxidos férricos (Fe2O3), que son los que le dan el característico color gris al cemento.
Debido a la ausencia de óxidos fundentes, el calcinado del material ha de producirse a temperaturas más altas, por lo que el consumo energético en la fabricación del cemento blanco es mayor que en el cemento gris.
La composición química de los cementos blancos varía según el tipo resistente y el fabricante, pero la cantidad de óxido férrico no supera el 1%, siendo este porcentaje menor cuanto más blanco sea el cemento.
Existen cementos de las clases resistentes tipo I hasta tipo II, pero por su composición, no resisten condiciones agresivas, como el contacto con el agua de mar.
[4] A diferencia del cemento Portland gris, este se mezcla únicamente con agua y no requiere ser adicionado de arena y/o gravilla.