De esta forma, las personas aprenden la habilidad de re-contextualizar estos eventos privados, clarifican lo que les importa en su vida; lo que en el fondo y radicalmente valoran, y adquieren el compromiso con los cambios necesarios en la acción.
Una asunción básica en ACT es que el sufrimiento psicológico está causado por la “evitación experiencial” (Luciano y Hayes, 2001).
[5] Esta se entiende como una amplia gama de comportamientos dirigidos intencionadamente a evitar el contacto con pensamientos, emociones, sentimientos, recuerdos... que son vividos como negativos.
[6] Desde ACT se considera que en los problemas psicológicos juegan un importante papel la “fusión cognitiva” (estar “fusionado” o enredado en los pensamientos, sensaciones...), la tendencia a valorar la experiencia interna como buena o como mala, la evitación experiencial y la tendencia a dar razones o justificaciones del propio comportamiento.
La alternativa saludable propuesta desde ACT estaría centrada en la aceptación de las propias reacciones naturales, automáticas e inherentes a la condición humana y la toma de contacto con el momento presente, lo que permitiría elegir más libremente una dirección valiosa, con sentido personal y comprometerse con la acción y los cambios acordes con esa dirección.
Además, ACT en algunos estudios ha mostrado tamaños del efecto superiores (Ruiz, 2012) y en otros inferiores a la terapia cognitivo-conductual (Forman et al., 2012).
Aunque la mayoría de las técnicas que utiliza no son nuevas y provienen de otras tradiciones como la terapia conductual, la terapia gestalt y terapias existencialistas y humanistas (Dougher, 2002; Hayes et al., 1999; Hayes et al., 2015), quienes desarrollaron ACT han realizado muchos ensayos aleatorios controlados que apoyan su efectividad, por lo que ACT ya es considerada una terapia basada en la evidencia con fuerte apoyo de investigación como tratamiento para el dolor crónico y con modesto apoyo de investigación como tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, trastornos de ansiedad mixta, y psicosis por la División 12 de la APA (American Psychological Association).
[7] Sin embargo, esta clasificación ha sido criticada y no todos están de acuerdo con ella.
[8] Las terapias que Steven Hayes agrupa como "TCC de tercera generación" tienen en común que están empírica y teóricamente fundamentadas, son sensibles al contexto y funciones de los fenómenos psicológicos, no a su forma, y en este sentido tienden a enfatizar estrategias de cambio contextual que se añaden a otras estrategias orientadas al cambio directo.
[13] Varias inquietudes, tanto teóricas como empíricas, han surgido en respuesta a la aparición de ACT.
[14] Posteriormente, en el prefacio de la segunda edición del libro Acceptance and Commitment Therapy, los autores aclaran que “ACT no ha sido creado para socavar las tradiciones de las que proviene, ni pretende ser una panacea”.
Los métodos incluyen estrategias como: - Utilizar una pequeña muestra de clientes que sólo tienen niveles relativamente bajos del problema clínico.
Utilizar el terapeuta más avanzado y talentoso en la condición experimental.