Teodoto de Ancira

Le ayudaron varios cristianos mas uno de ellos encarcelado después y cediendo a los tormentos, descubrió que Teodoto bajo tan sencillas apariencias era el que guiaba y sostenía a los cristianos.

Al ver la reacción del pueblo ante sus respuestas el juez lo abandonó a los más furiosos para que le hiciesen padecer mucho con toda suerte de suplicios.

Se le envió a la cárcel y cinco días después se repite la misma escena: el Santo siempre tranquilo, imploró la asistencia de su Señor Jesucristo y detestó los ídolos.

Por último el juez dictó esta sentencia: Puesto en el lugar del suplicio hizo a Jesucristo una oración fervorosa, animó y consoló a los fieles y se ejecutó la sentencia.

Agasajó a los soldados, les regaló con un buen vino que llevaba; y cuando muy entrada la noche los vio sumergidos en profundo sueño, tomó el cuerpo del mártir, le puso en el dedo un anillo que él mismo le había dado en prenda de que le facilitaría reliquias у dejó ir libre la jumenta, la cual se fue a su mismo pueblo y en el lugar en que paró se edificó después un templo.