Huyó a Pilos y se refugió a bordo del barco de Telémaco, que había venido a preguntar sobre el paradero de su padre, Odiseo.
Teoclímeno y Telémaco, obligado, fueron de regreso a Ítaca.
También profetizó que Odiseo ya estaba en Ítaca, disfrazado y viendo como se desarrollaron los acontecimientos.
Cuando le dijo a Penélope de estas señales, no le creyó.
Más tarde, en la cena, tuvo una visión de la muerte de los pretendientes, pero se rieron de sus predicciones, sin saber que en realidad los iban a matar esa noche.