Con más de cuatrocientos documentales, reportajes, informaciones y spots, el proyecto ha establecido su presencia activa en el ámbito comunitario.
Se llevan pantallas, videograbadoras y generadores de energía eléctrica a las comunidades más remotas de la Sierra Maestra para exhibir sus producciones más recientes.
La televisora retomó este género en momentos en que no existían recursos técnicos ni creativos, enfatizando la máxima de que la realidad es significativa para todo creador y la fuente principal de donde emerge la creación artística.
La documentalística cubana, y en especial la labor creadora del primer director de TVS, tienen su base conceptual en tales postulados: construir realidades sociales antes que reflejarlas superficialmente en los medios de comunicación.
Los pequeños son los intérpretes de estos testimonios documentales en los que primero narran su vida cotidiana y describen la naturaleza que los rodea, su escuela, sus juegos, sus familias, etc., y luego hacen preguntas.
Gracias al proyecto, el video en Televisión Serrana es una herramienta de educación.
Los niños, que fungen muchas veces como protagonistas de los materiales, se familiarizan con la cámara y en la complicidad del género envían sus mensajes a todo el mundo.
Sin máscaras ni sobreactuaciones, con la sencillez que los caracteriza, hacen más personalizados los trabajos.
El impacto social que ha tenido el proyecto es indudable por cuanto son tangibles los cambios en la comunidad desde cualquier perspectiva: se aprecia una evolución en las competencias culturales de los campesinos, son participantes de la creación audiovisual, no meros espectadores.
Las cruzadas audiovisuales resultan otra iniciativa del proyecto que traslada la creación además municipios montañosos de Granma.
Se incrementó el movimiento cultural en la región, los espacios de intercambio y esparcimiento.