En tiempos del emperador Augusto se convirtió en el segundo teatro más grande del Imperio romano, ya que este emperador nombró a Corduba como capital de la Bética, al considerarla la ciudad más romanizada.
Durante el siglo IV se intentaría restaurar, pero los expolios y el uso de las piedras para otras construcciones acabaron finalmente frustrando la oportunidad.
[2] Finalmente, la zona pasó a un uso residencial durante la Edad Media y se construyó encima, especialmente, el palacio de los Páez de Castillejo, pasando a estar cubierto hasta la actualidad.
El teatro romano de Córdoba fue descubierto en el año 1994, aunque ya se sabía de su existencia por fuentes epigráficas del siglo XIX, en una campaña de excavación en la que se encontró aproximadamente el 30 % del mismo, lo que hizo posible que se conocieran sus dimensiones totales.
En la actualidad es posible visitar los restos del teatro gracias a la última restauración realizada en el Museo Arqueológico de Córdoba.