Blindados en la guerra del Chaco

En la guerra del Chaco, de 1932 a 1935, solo Bolivia usó vehículos blindados: carros ligeros y tanquetas.

Otra recomendación contraria a la compra de los carros de combate provino del general Lanza, a la sazón jefe interino del Ejército con sede en Muñoz: "Referente adquisición tanques Vickers se coincide con opinión coronel Merino imposibilidad obtener resultados satisfactorios en el Chaco, por ser máquinas destinadas a desenvolverse en terrenos abiertos y no en bosques".

La opinión del general Lanza fue objeto de enérgica respuesta por parte del Estado Mayor General y en comunicación a Muñoz, se le contestó: "Necesario comunicar a Coronel Merino que no se ha solicitado opinión respecto empleo tanques Chaco, sino inmediata adquisición y embarque que debe dar cumplimiento sin mayor dilación".

El 19 de octubre, la Legación informó que Vickers ya tenía preparados tres tanques para el embarque.

El Tipo A tenía dos torretas cilíndricas gemelas armadas con ametralladoras pesadas Vickers de calibre 7,65 mm, enfriadas por agua.

El Tipo B poseía una única torreta y estaba armado con un cañón corto de baja velocidad de 47 mm, y una ametralladora pesada coaxial Vickers calibre 7,65 mm enfriada por agua, que tenía el cañón embutido en una pesada protección metálica.

Mejoras posteriores en el diseño les permitieron actuar como plataformas móviles de tiro, pero su blindaje era escaso debido a la baja potencia del motor por lo que brindaban poca protección a la tripulación, mientras que su campo de fuego estaba muy limitado por estar la ametralladora prácticamente fija apuntando hacia el frente del vehículo.

Se supone que una unidad de segunda mano fue enviada para demostración, arribando a La Paz para mediados de 1932, pero que nunca fue desplazada al Chaco; es más, ni siquiera habría sido adquirida.

Se tienen datos de otros dos extranjeros: el ingeniero estadounidense John Kenneth Lockhart y el Capitán austriaco Walter Kohn.

En esa ocasión, Lockhart fue herido por disparos de fusil al operar con las escotillas abiertas debido al calor imperante, por lo que la unidad debió retirarse y no se la volvió a ver en esa batalla.

El general Luis Fernando Sánchez Guzmán, en su obra sobre Boquerón, habla del empleo de 2 blindados en esta batalla, pero no se han encontrado informes que confirmen esa afirmación.

Así perdió la vida Lockhart, acribillado en el pecho por una ráfaga de ametralladora mientras lideraba una escuadra en un ataque frontal.

No existen detalles del tipo de vehículos que actuaron en esta batalla, debido a que los partes bolivianos y paraguayos hacen referencia a los blindados genéricamente como «tanques Vickers» o simplemente «tanques».

En el sector sur, ambas tanquetas afrontaron fallas mecánicas que les impidieron actuar de forma conjunta.

En el sector norte, el carro al mando de Kohn fue inutilizado por un certero impacto frente a "Punta Mojoli".

El tanque se desplazaba con la escotilla abierta debido el calor reinante (pese a que se estaba en pleno invierno) y porque Kohn solía dirigir observando cuidadosamente el terreno circundante para evitar obstáculos, trampas o infantes emboscados con granadas de mano que podían herir a la tripulación.

Según el general paraguayo Genaro Espínola (teniente 1° en aquellos días), el tanque habría quedado inmovilizado al ser alcanzado en el habitáculo del conductor, en vez de la torreta, por lo que el carro habría permanecido inmóvil, pero siguió disparando su cañón de 47 mm por un buen rato hasta que su tripulación fue liquidada por la infantería paraguaya.

El tanque fue finalmente destruido 4 días después con una carga explosiva colocada debajo del mismo.

Aún se discute si lo hicieron los paraguayos con una potente mina AGM de fabricación nacional accionada desde sus trincheras, para impedir la recuperación del carro por los bolivianos que venían cavando una zanja perpendicular a la trinchera paraguaya, o por los mismos zapadores bolivianos debido a la proximidad con las líneas paraguayas ubicadas a menos de 60 metros.

A partir de esta batalla desaparecen las referencias a las tanquetas, por lo que se presume que esta última quedó completamente inutilizada y debió ser de destruida o abandonada poco después.

El cerrado monte chaqueño y el ruido del propio vehículo hacía que los tripulantes operaran casi ciegos y totalmente sordos por lo que necesitaban la protección de fuerzas de acompañamiento en su avance por las estrechas picadas.

Se dieron casos en que explotaron las reservas de munición debido al calor.

La que quedó atascada habría sido presuntamente incendiada y destruida por su propia tripulación.

Terminada la guerra, de la gran cantidad de armas bolivianas capturadas por el ejército paraguayo y que fueron vendidas por el gobierno del coronel Franco al bando republicano durante la guerra civil española se incluyó el tanque Vickers Mk.E Tipo B (VAE446).

El otro tanque capturado, el Tipo A (VAE532), bautizado "Ina" por los paraguayos, acabó como monumento en una plaza, frente al Colegio Militar de Asunción.

Esto hizo que no se entrenase a la infantería para operar en conjunto con las unidades blindadas.

Pese a las condiciones favorables: suelo duro, baja temperatura, campo abierto, posiciones enemigas bien determinadas, su éxito fue casi nulo.

La ametralladora prácticamente fija al frente del vehículo, limitaba enormemente su campo de tiro.

Por estas mismas razones se retiraron del uso en casi todos los países a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, exceptuando el Japón.

Tanque Vickers Mark E Tipo A, de 6 ton.
Tanque Vickers Mark E Tipo B, de 6 ton.
Una tanqueta Carden-Loyd.