Cuando asumió la suceranía del país, heredó una deuda pública externa y la rebelión extendida entre las tribus.
Esta situación fue reconocida en el tratado de Tan Sib en 1920, alcanzado con la mediación británica y ratificado con su firma por el sultán y las tribus, representadas por Jeque Isa bin Salih al Harthi, jefe de la tribu Al Harth.
El Tratado aseguró una tranquilidad política entre Mascate y Omán que duró hasta la década de los cincuenta, cuándo se comenzó a explorar el subsuelo del país en busca de petróleo, circunstancia que reavivó el conflicto.
[3] Después, bin Feisal vivió en el extranjero, mayoritariamente en Pakistán (entonces parte del Raj británico).
Por ejemplo, el gobierno que dirigió desde Mascate había intercambiado cartas con los poderes dominantes del interior, el cual consistía en un imanato Ibadí.