La costumbre de acompañar los banquetes o reuniones con música se remonta al Antiguo Egipto, manteniéndose entre los Hebreos, en Grecia y en Roma.
[1] En los almuerzos dominicales o en las ocasiones especiales se sumaban a estos las trompetas, los cornos y los pífanos.
Entre los autores que compusieron obras de este tipo puede mencionarse a Johann Hermann Schein (Banquete musical, 1617), Alexander Avenarius, Andreas Hammerschmidt, Heinrich Ignaz Franz von Biber y Werner Ehrhardt en Alemania; Jean-Baptiste Lully y Michel-Richard Delalande en Francia.
Es muy conocida la Tafelmusik de Georg Philipp Telemann (1733), que se estructura mediante una obertura, un cuarteto, un concierto, un trío, una pieza solista y un final en la misma tonalidad.
No desdeñaron dedicarse a la tafelmusik el mismo Beethoven, quien compuso el Octeto para vientos op.103 en 1792 para alegrar la mesa del elector de Bonn y -en tiempos más recientes- Paul Hindemith, Gerhard Maasz o Jeno Takács.