Según la leyenda, Okomfo Anokye, alto sacerdote y uno de los dos fundadores de la Confederación Asante, hizo que el taburete descendiera del cielo y aterrizara en el regazo del primer rey, Osei Tutú.
El trono real nunca tiene debe tocar la tierra sino que se coloca sobre una manta.
Durante una coronación, el rey es levantado y bajado sobre el taburete sin tocar el suelo.
Sólo el rey, la reina, el príncipe y los asesores reales saben el sitio donde se guarda.
Se han construido réplicas para los jefes, que son ennegrecidas con sangre de animal en ceremonias simbólicas a su muerte.