Hay varias formas de tablaturas para órgano: alemana, española, italiana, polaca e inglesa.
Refleja el trabajo de Conrad Paumann, un organista, laudista y compositor invidente.
Otra de las tablaturas más emblemáticas del primer barroco es la Linzer Orgeltabulatur, compilada entre 1611 y 1613 y que contiene 108 piezas mayoritariamente de carácter no litúrgico.
El repertorio originalmente escrito en tablatura ha sido traducido a la notación moderna.
Cada editor da diferentes soluciones a estas ambigúedades, lo que se refleja en la tradición a la improvisación que existe en la ejecución de las obras para órgano de ese periodo.