Tara (budismo)

Dentro del budismo tibetano Tara es considerada como una buda de compasión y acción.Indubablemente para la gente común que era budista en la India de ese tiempo, Tara era una deidad más próxima.Quizá sea más fácil alabar a una diosa cuyos ojos miran hacia afuera con compasión infinita y que tiene una dulce sonrisa.Tara entonces se volvió muy popular como objeto de veneración y llegó a ser integrada en la práctica del tantra alrededor el siglo VII.Engendra, nutre, sonríe a la vitalidad de la creación, y tiene empatía por todos los seres como una madre lo hace por sus hijos.Como Tara la Verde ofrece socorro y protección de todas las circunstancias desafortunadas que se pueden encontrar en el mundo del samsara.Como Tara la Azul (Ekayati) llega a ser una protectora en el linaje Nyingma, que expresa una energía femenina feroz e iracunda, cuya invocación destruye todos los obstáculos del dharma y engendra buena suerte y promueve el despertar espiritual.Tara como divinidad tántrica del yoga puede ser rastreada hasta el período de Padmasambhava.Hubo una práctica de Kurukula, Tara la Roja dada por Padmasambhava a Yeshe Tsogyal.No fue hasta este siglo que un gran lama nyingma, Apong Tertön lo redescubrió.Este lama se reencarnó como Su Santidad Sakya Trizin, actual líder de la doctrina Sakyapa.Las sadhanas (prácticas espirituales) donde Tara es el yidam (deidad de meditación) pueden ser extensas o breves.Entonces aun en una simple sadhana de Tara están tomando lugar una serie de eventos invisibles, tanto internos como externos y existen muchos trabajos como Yoga divino (del Dalái Lama), los cuales exploran todas las ramificaciones del trabajo con un yidam en las prácticas tántricas.
Ilustración Thangka tibetana del siglo XVIII de Tara Samaya Yogini con las Taras negra, roja, blanca y amarilla a los lados. La obra está en el Museo Rubín, Nueva York.