El sitio fue documentado por John Aubrey en el siglo XVII y por William Stukeley en el XVIII.
La entrada consiste en un patio o cercado cóncavo con una fachada hecha de grandes bloques de piedras sarsen que fueron colocadas para sellar el acceso.
Se ha sugerido que los huesos fueron retirados periódicamente para su visualización o transportados a otro lugar, siendo la fachada de bloqueo retirada y repuesta cada vez que fuera necesario.
Stuart Piggott, quien excavó esta mezcla de materiales secundarios, sugirió que había sido recogido en un recinto funerario cerca del 'recinto mortuario' que demuestran que el sitio había sido utilizado para actividad ritual largo tiempo después de haber sido utilizada para entierros.
Una leyenda local dice cómo esta tumba es visitada durante la noche de San Juan por un fantasmal sacerdote y un gran sabueso blanco.