El tétanos o tétano es una enfermedad aguda provocada por las neurotoxinas producidas por la bacteria Clostridium tetani, un bacilo anaeróbico Gram positivo productor de esporas que se encuentra comúnmente en objetos contaminados, cuyos efectos en el sistema nervioso generan espasmos o violentas contracciones musculares, rigidez e inestabilidad del sistema autónomo.
[1] Existen datos antiguos desde el siglo V a. C. en los que se describe a esta enfermedad.
En 1889 el médico y bacteriólogo japonés Kitasato Shibasaburo logró el primer cultivo de Clostridium tetani.
[2] Sus esporas son estables en condiciones atmosféricas generales y pueden vivir durante años, excepto que entre en contacto con oxígeno o luz solar (que destruye tanto al organismo como sus esporas en pocas horas).
Una vez en el interior del cuerpo prolifera por todo el organismo, transportada por vía sanguínea y linfática, hasta alcanzar el sistema nervioso, por el cual tiene preferencia.
La acción principal de la tetanoespasmina se impone sobre los nervios periféricos del sistema nervioso central.
La penicilina (o tetraciclina para pacientes alérgicos) ayuda a reducir la cantidad de bacterias, pero no tiene ningún efecto sobre la neurotoxina que producen.
El tétanos es prácticamente desconocido en los animales de sangre fría (poiquilotermos), que son los más resistentes.
En los perros, el tétanos suele estar relacionado con una herida en las patas delanteras, con contractura de los músculos faciales, dificultades respiratorias e hipertermia.
En las formas hiperagudas, la muerte ocurre en uno o dos días; en caso contrario, en una a tres semanas.
El tétanos es más común en corderos y lechones (contaminación durante el corte del cordón umbilical).