Las dos obras están agrupadas ya que tienen un narrador en común, Svipdag.
Este convoca por nigromancia la sombra de su madre, Gróa, una völva, para que le ayude a cumplir su tarea.
En el segundo poema, Svipdag, tras haber sobrevivido al duro viaje, es confrontado con un gigante vigilante llamado Fjölsvinnr.
A esto le sigue un juego de preguntas y respuestas, donde Svipdag descubre que Menglöð vive en el castillo del monte Lyfjaberg y que nadie podrá entrar a él salvo Svipdag.
En este punto da su verdadero nombre y las puertas del castillo se abren.