Detalla como Svipdag levantó de entre los muertos a su madre Groa, una völva.
El propósito de la necromancia en este caso es para asistir a su hijo en una tarea impuesta por su astuta madrastra, quien se puede pensar tenía sus planes para que fracasara.
En la primera estrofa Svipdag habla e intenta que su madre se levante de su tumba, en su montículo funerario de la forma que ella le enseñó cuando estaba viva.
Este le responde contándole la tarea impuesta por su madrastra, ganar la mano de Menglod (Menglöð).
Svipdag pide a su madre sus conocimientos de völva para su protección y Groa entonces canta nueve hechizos o conjuros.