Summorum Pontificum

[1]​ A la introducción, donde se hace hincapié en el interés que todos los Papas –en especial Gregorio Magno, Pío V, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II– han tenido por el culto y la liturgia, sigue un comentario sobre la adhesión de un número no indiferente de fieles católicos en algunas regiones a las formas litúrgicas anteriores a las reformas solicitadas por el Concilio Vaticano II.

Marcel Lefebvre, aunque se ha presentado externamente como vuelta al rito anterior, tiene sus raíces en una discrepancia más profunda.

El Papa Benedicto XVI continúa la carta reflexionando sobre los casos de divisiones que se han dado a lo largo de la historia y cómo en diversas ocasiones ha faltado mayor versatilidad o se han omitido pasos que habrían evitado la separación.

Finalmente pide a los obispos que envíen un informe al cabo de tres años sobre la aplicación del documento.

[20]​ Papa Benedicto XVI respondió a estas críticas sustituyendo esa oración tradicional por una nueva libre de esas expresiones.

Mientras que el motu proprio Summorum Pontificum afirmaba que hay al mismo tiempo dos expresiones de la lex orandi del rito romano, la 'ordinaria' y la 'extraordinaria', el Traditionis custodes categóricamente niega esta afirmación al declarar: "Los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano".

[25]​ El motu proprio Summorum Pontificum autorizaba a los curas párrocos, en autonomía del obispo diocesano, a permitir que grupos estables de fieles adheridos a la tradición litúrgica anterior utilizaran el Misal Romano de 1962, el nuevo motu proprio Traditionis custodes afirma que es competencia exclusiva del obispo diocesano autorizar su uso, siguiendo las directrices de la Sede Apostólica.

El Papa Benedicto XVI dando la bendición tras una Misa.