[1] El suicidio forzado era una forma habitual de ejecución en las antiguas Grecia y Roma.
Como medida de respeto, se reservaba normalmente para aristócratas sentenciados a muerte: las víctimas podrían beber algún veneno, como la cicuta o arrojarse sobre su espada.
[1] Probablemente los casos más famosos fueron los de los filósofos Sócrates, que se bebió la cicuta tras ser condenado, entre otros cargos, por corrupción de la juventud de Atenas, y Séneca, en respuesta al requerimiento del emperador Nerón, quien, además, sería obligado a suicidarse, lo cual era bastante común en el Imperio romano.
[1] Otro ejemplo famoso es el suicidio forzado de Erwin Rommel, en la Segunda Guerra Mundial.
Fue especialmente el caso del periodo Edo y un claro ejemplo es el de Asano Naganori.