En su octava participación, debido a ser originalmente excluida por el apartheid, Sudáfrica llegó siendo la reinante campeona y no se esperaba que alcanzará las semifinales.Sudáfrica tuvo su campamento base en Tolón e integró el Grupo B junto al Cardo, la factible Rumania, el candidato Trébol y la físicamente dura Tonga.Pese a dominar las formaciones fijas, los irlandeses contraatacaron con su juego de manos y ganaron 8–13 en un partido emocionante.Sudáfrica jugó con un solo back suplente (siendo la primera vez en la historia del rugby que se hizo) y el técnico neozelandés Ian Foster diagramó: Codie Taylor, Brodie Retallick, el capitán Sam Cane, Aaron Smith, el potente Rieko Ioane y Beauden Barrett.[7] El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, vistió la camiseta Springbok con el número seis y homenajeó a Nelson Mandela.El asistente Erasmus usó un proyector para mandar señales a los rugbistas jugando, empleando distintos colores y llamando la atención del público.