De hecho, la relación causó un gran escándalo en Estados Unidos, y Bergman fue reprendida por el senador Edwin C. Johnson.
Además, su carrera en Hollywood se estancó durante algunos años, hasta que ganó el premio Óscar por la película Anastasia.
Karin, al ser extranjera, se ve rechazada y marginada por los isleños, quienes la ven con desconfianza.
Esta tensión cultural y social intensifica el sentimiento de alienación de la protagonista, quien no solo no puede integrarse en la comunidad, sino que también es vista como una intrusa en un lugar donde las relaciones humanas están marcadas por la sumisión y la conformidad.
Su vida en la isla se convierte en un calvario, no solo por la rudeza del paisaje, sino también por la incomprensión y la indiferencia de los habitantes hacia ella.