[2] Sus patas altamente adaptadas se utilizan para excavar debajo del suelo húmedo para alimentarse de raíces y tubérculos en descomposición.
Una picadura (mordida) de este bicho puede llegar a doler un poco y, en casos extremos, provocar alguna pequeña infección.
En cambio, los pocos grillos de Jerusalén que hacen ruido frotan sus patas traseras contra los costados del abdomen, produciendo un sonido áspero y sibilante.
Tales sacerdotes pueden haber escuchado a los navajos hablar de un "insecto cráneo" y tomaron esto como una referencia al Calvario (también conocido como Colina del Cráneo) en las afueras de Jerusalén cerca del lugar donde Jesús fue crucificado.
Sin embargo, los machos de esta especie tienden a tener fémures posteriores más grandes en comparación con las hembras.