Está documentada, por la referencia de los historiadores romanos, la presencia del Emperador César Augusto, año 26 a C., en estas tierras pues desde Segisama (Sasamón) emprendió viaje atravesando tierras por la vía Sasamón-Pisoraca a través de la mojonera de Grijalba, Sordillos y Villasidro con la Legión IV para dar castigo y sometimiento a los cántabros establecidos en "Peña Amaya".
Sus tierras se distribuyeron más tarde entre las Merindades de Castrojeriz y Villadiego.
La primera mención documental sobre el lugar se encuentra en la donación que hicieron en el año 1144: Juan Moriéllez y su mujer, Doña Horo, al monasterio de Oña (Burgos), apareciendo entre los testigos varios vecinos de Sordiellos.
El muro se eleva en una esbelta espadaña con dos niveles de troneras y remate a piñón.
El muro sur da acceso a una escalera de caracol, sobre la que se construyó otra espadaña más pequeña.
La nave tiene una cubierta artesonada que sustituyó a otra abovedada, tal vez de crucería, si interpretamos los gruesos contrafuertes góticos exteriores.
Esta ermita ha sido restaurada en 2004, cuando se le adosa el porche, y la fachada de piedra.
Sus interesantes restos románicos son los once canecillos del muro sur, con decoración de rollos y mascarones.
Hay que señalar una ventana de medio punto con capiteles y dos cabezas zoomorfas situada en el presbiterio.
La cabecera muestra una ventana de arco apuntado sobre dos columnas rematadas en sencillos capiteles.