Catherine (sentada, rezando) era la única hija sobreviviente del pintor y sufría una parálisis.
Los jansenistas siguieron a Cornelius Jansen, quien reafirmó la teología de San Agustín, y estaban en conflicto con los jesuitas.
La composición es única en la obra de Champaigne, con las dos figuras ricamente definidas.
Presentan formas esculturales, lo que les otorga una vitalidad y una disposición que las distinguen de los restringidos tonos y simplicidad angular del entorno (Rand 1990).
Las figuras dominan el lienzo, dando a la pintura una calidad monumental.