En lógica, la solidez[1] (en inglés soundness) es la propiedad que tienen los argumentos cuando son válidos y sus premisas son todas verdaderas.
[2] Si un argumento es deductivamente válido, entonces si es sólido, su conclusión será necesariamente verdadera.
Por ejemplo, considérese el siguiente argumento: Este argumento es sólido, porque por un lado es válido, y por otro lado las premisas son todas verdaderas.
Pero considérese el siguiente argumento: Este argumento no es sólido, porque aunque válido, una de las premisas es falsa.
En nada cambia que la conclusión sea también verdadera.