Pocos días después de su nacimiento, Sofía sufrió convulsiones.
Sobrevivió, pero la patología dejará huellas irreversibles que constituirán una discapacidad de por vida, teniendo retraso mental.
Apodada "Topy", la niña se crio con sus hermanas según la decisión de sus padres.
A menudo residía en Bruselas con sus abuelos maternos, el conde y la condesa de Flandes.
En 1911 fue llevada a Lourdes, donde hizo la primera comunión el 8 de mayo y su confirmación al día siguiente.