La boda se celebró al mismo tiempo que la del hermano mayor de Sofía, el rey Erico XIV.
El duque era un hombre brutal que maltrataba a su esposa tanto física como mentalmente.
Desde entonces, las propiedades del matrimonio en Suecia pasaron a nombre de Sofía.
Padecía de inestabilidad mental, pero pudo recuperarse lo suficiente para administrar ella misma su propiedad.
Durante esos años, cambió a su servidumbre en más de veinte ocasiones.