En esta primera parte, se habla del hombre como un ser ofuscado, débil y desorientado en la naturaleza.
La naturaleza es cambiante e irregular, y en cambio, el hombre desea verlo todo estructurado para su propia salud mental.
Este vivir en sociedad le obliga a crear un tratado de paz entre todos los hombres para evitar conflictos entre ellos.
Cuando el hombre ha creado arbitrariamente lo que es verdad, automáticamente rechaza del nido de su sociedad a aquellos individuos que utilicen estas designaciones acordadas como verdaderas para hacer parecer lo irreal como real.
En la segunda parte del texto, Nietzsche ataca al cientificismo afirmando que la ciencia pretende hacer regular el mundo para dar seguridad al hombre, creando más conceptos.
Ambos quieren dominar la vida, pero el primero lo quiere hacer mediante la previsión, prudencia, regularidad y el segundo solo toma como real la vida disfrazada de belleza, es decir, que toma como verdad aquello que le interesa, porque eso le hace feliz.
De esta manera, este hombre solo conjura desgracias, puesto que la vida es un continuo golpe tras otro y de esa forma este hombre nunca alcanzará la felicidad.
Esta búsqueda de la verdad muchas veces se ve cuestionada, ya que la respuesta no es la que se deseaba obtener de la pregunta enunciada, porque no nos hace felices.