Sitio Histórico de la Alpujarra

Se extiende básicamente por los municipios de La Taha, Pórtugos, Busquístar, Cástaras, Juviles, Lobras, Bérchules, Cádiar, Almegíjar y Torvizcón, aunque también afecta de forma más o menos extensa a Trevélez, Murtas, Albondón, Rubite, Polopos, Órgiva, Turón, Bubión y Capileira.Posteriormente los repobladores cristianos (siglo XVI) continuaron el desarrollo de estos pueblos siguiendo el esquema precedente.Es importante destacar la prolongación en el tiempo de este proceso de crecimiento, lo que ha generado estructuras urbanas y compositivas muy complejas, con evidente valor plástico, que no responden a ningún esquema o planeamiento previo.La linealidad de los recorridos generados crea cierta continuidad espacial entre los núcleos, que se constituyen como hitos o referentes paisajísticos.En este sentido, destacan las torres campanarios de sus iglesias mudéjares que por su escala y verticalidad sobresalen del tejido urbano, significándolo.Otro artefacto arquitectónico que comparte con los tinaos esta condición de espacios semipúblicos es el terrao.En cuanto al Peñón Hundido, destaca por su amplia secuencia de ocupación, que parece iniciarse en época protohistórica y donde se encuentran también otros materiales que pueden fecharse hasta época medieval.Dadas las características morfológicas del cerro y el sistema de explotación que aún se lleva a cabo, mediante cultivos en bancales, es posible que el yacimiento mantenga un aceptable nivel de conservación, al menos en algunos sectores en concreto.Las acequias son canales de riego artificiales diseñados para transportar el agua, excavados en tierra o roca y con una pendiente generalmente pequeña.El agua se reparte a cada acequia según normas bien establecidas, recogidas en sus Ordenanzas de Riego.-Las acequias de careo conducen el agua desde cauces naturales hasta zonas relativamente llanas con un sustrato permeable denominadas simas, para que se infiltre.Durante el siglo XVIII y parte del XIX, continúa el mutismo sobre las explotaciones mineras de la zona.Hecho que se comprueba en los diccionarios histórico-geográficos de Tomás López y Pascual Madoz, en los que se presta especial atención a los recursos económicos de los municipios.Y así en todos los municipios afectados por la incoación excepto en Bérchules, donde señala la existencia de yacimientos de hierro y azufre, pero añade que sin que al presente se haya abierto ni trabajado mina alguna con constancia .El auge minero tuvo lugar, como hemos dicho, en el siglo XIX y durante la primera mitad del XX, provocando un intenso deterioro de la cubierta forestal en cuanto a incidencia en el paisaje.