Sinfonía n.º 4 (Mendelssohn)

90 (MWV N 16), también conocida como "Italienische Sinfonie" o "Sinfonía italiana", fue compuesta por Felix Mendelssohn en 1833.

La última en ser escrita fue la Sinfonía escocesa que, aunque fue ideada en 1829, fue abandonada y no se terminó hasta 1842.

[6]​ Al igual que la Escocesa o la obertura Las Hébridas, fue concebida en sus viajes.

Sólo al principio del desarrollo se hace una pausa para respirar, pero entra un tema de marcado carácter militar, al principio casi desapercibido en los violines, pero que pronto gana vigor y fuerza, y compite con la melodía principal hasta el final del movimiento.

En la coda regresa el tema en modo menor del desarrollo, si bien el movimiento se cierra en la mayor.

El segundo movimiento, Andante con moto, está en re menor y en compás de 4/4.

La educación exhaustiva y liberal de Mendelssohn queda patente en esta sinfonía.

Mientras el movimiento inicial traduce su ojo de pintor en luces y sombras musicales, sus conocimientos literarios confieren gravedad al segundo.

La Séptima de Beethoven parece haber proporcionado a Mendelssohn una plantilla estructural para la Italiana y el furioso Finale, inspirado en la danza, es sólo la correspondencia más obvia.

Mendelssohn tituló el Finale "Saltarello", término derivado del latín saltare que significa simplemente "bailar".

El saltarello es una animada danza con saltos y brincos que no implica un compás de danza específico, pero Mendelssohn parece haberlo asociado con la tarantela salvaje y giratoria de Nápoles.

El punto culminante se encuentra en el desarrollo central, en el que el compositor crea un crescendo continuo desde pianissimo hasta fortissimo.

No hay resolución aquí, pues el movimiento permanece en la tonalidad menor hasta su brusca despedida final.

La reseña en The Harmonicon fue muy positiva proclamando la sinfonía como "una composición que perdurará en el tiempo" cuyos movimientos primero y último "llenos de concepciones brillantes".

Mendelssohn en 1830.