En el caso del gallego, está ausente de dicho proceso, llegándose a considerar como no apta para la ciencia o para la cultura.
La literatura gallega queda así al margen del Renacimiento y del Barroco, contraponiendo esta etapa oscura con el Siglo de Oro de la literatura castellana.
Entre este minoritario grupo de intelectuales despunta con fuerza la figura del padre Sarmiento, personaje polifacético (naturalista, lingüístico, bibliófilo...) que defendió el uso del gallego en la enseñanza, en la administración y en la Iglesia; es decir, apoyaba una normalización como lengua propia de los gallegos.
Su obra constituye la primera llamada de atención a un problema que se manifestaría en toda su extensión en la segunda mitad del siglo XIX.
Fueron varios los factores que provocaron la progresiva decaída del uso del idioma, entre los que cabe destacar: Estos hechos y la creciente política centralista e intervencionalista de la Corona de Castilla, fijan gravemente el proceso desgalleguizador en las clases altas de la sociedad e impiden la consolidación del gallego como lengua literaria.