Luego fue pasante de Eslonza (69-73), predicador en el Monasterio de Montserrat de Madrid (73-77), San Martín de Madrid (1777-1781), Sahagún (1781-1785), Carrión (1785-1789) y Santiago y estuvo otra vez en Ribas de Sil (1793-1797).
Fue abad de Nuestra Señora de Sopetrán entre 1801 y 1805; falleció en este último año cuando acudía a un capítulo general de su orden en el Monasterio de San Martín, en Madrid.
Tuvo fama de muy estudioso y buen diplomático e historiador; por eso fue nombrado correspondiente de la Real Academia de la Historia en 1786.
[1] Dejó diversos manuscritos sobre botánica y filología de la lengua gallega, entre estos últimos un diccionario de la lengua gallega del cual se parovechó más tarde Francisco Javier Rodríguez Gil para su Diccionario gallego-castellano (1854).
En la Biblioteca de la Real Academia de la Historia hay cinco volúmenes de documentos recogidos y transcritos por él.