En 1957 consiguió un empleo como diseñador de dibujos animados en los estudios Pagot, época que le supone un gran desarrollo creativo.
Este trabajo lo realizaba en simultáneo con colaboraciones en las revistas "Topolino", "Candido" y "La Nuova Scala d'Oro".
Más tarde realiza para el mensual "Oriente-Express" los textos y diseños de la serie el coleccionista.
Destaca también por dibujar con los blancos del papel como parte importante de su gráfica.
Cuando abordó relatos históricos se decantó por narrar los hechos desde la perspectiva de quienes no suelen tener voz.
Prácticamente siempre escoge el punto de vista del personaje que narra la acción.