Como las sepias, pueden nadar mediante sus aletas o propulsando agua a través de su sifón.
Los sepiólidos tienen una relación simbiótica con la bacteria bioluminiscente Vibrio fischeri que se aloja en un órgano especial del manto y reciben azúcares y aminoácidos.
La luz emitida por las bacterias oculta la silueta del animal cuando es observado desde abajo.
[2] Los sepiólidos se reproducen varias veces a lo largo de su vida.
La simbiosis con V. fischeri se inicia enseguida tras la eclosión, a partir de bacterias presentes en el agua circundante; la colonización bacteriana del órgano luminiscente del joven sepiólido induce cambios morfolóigicos en el animal que lo conducen a la madurez.