El impresor aparecía como responsable de la publicación ya que los colaboradores del semanario eran miembros de la Armada y no podían imprimir panfletos ni publicaciones.
Los artículos no aparecían firmados, sin embargo, se sabe que algunos de sus colaboradores eran: Martín Fernández de Navarrete, antiguo colaborador del Memorial Literario de Madrid y de El Censor; Martín Rodón y Bell, médico que realizó importantes estudios históricos sobre las epidemias en la ciudad; Luis María Salazar y Salazar, que después fue ministro de Hacienda y secretario de Estado interino; y Manuel Zalvide Errante.
El principal objetivo del semanario era dar a conocer y fomentar el conocimiento de las ciencias y las artes.
Por tanto en su primer ejemplar se incluían varios apartados sobre física, medicina y física animástica; en números sucesivos se incorporaron otros temas científicos como medicina, agricultura, magnetismo, electricidad, insectología, historia marítima, cosmología, literatura o mitología.
Un aspecto significativo es que también se incluyeron noticias particulares sobre Cartagena,[2] tratándose del primer diario local de la ciudad portuaria y adquiriendo tal éxito que a partir de 1787 se presenta una escisión entre los contenidos científicos y el Suplemento Curioso que trata sobre aspectos concretos de la ciudad: tráfico marítimo, fiestas, advertencias, etc. Una de sus secciones se llamaba Anuncios y proporciona datos para conocer la vida diaria en esta ciudad por aquellos años.