Estaban divididos en muchas bandas independientes, poco organizadas y con líderes únicamente nominales.
Menospreciaban el pescado y sólo lo comían cuando el alimento escaseaba.
Por esto los takuli los llamaban burlonamente «comedores de pescado».
Cada hombre tenía uno o más espíritus guardianes asociados con pájaros o bestias a las cuales la petición, con una misteriosa costumbre, le daba poder en tiempos de necesidad.
Además aparecieron enfermedades y malnutrición por el agotamiento de la caza en su territorio, lo que les diezmó a comienzos del siglo XX.