Conforma, junto a los tientos, tonás y soleares, la columna vertebral del cante flamenco.
En discos y libros podemos leer referencias al estilo como sigueriya, siguiriya, o seguirilla.
Las modalidades más antiguas de seguiriyas se interpretaban sin acompañamiento musical, al igual que las tonás.
Estructuralmente se compone de cuatro versos hexasílabos, excepto el tercero, que es endecasílabo: (6-6-11-6), modelo silábico emparentado con las jarchas.
Una forma menos extendida es la estructura 6-11-6, en la que rima el primer verso con el tercero, y usualmente se repite el segundo al cantar.