Secretario de Prensa de la Casa Blanca

Por ejemplo, el diario Gazette of the United States logró uno de los primeros convenios con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y su impronta fue claramente partidaria del, por entonces, presidente Washington[1]​ En general, aunque la cobertura al Presidente tendiera a ser tediosa y obstinada, los periódicos eran, en ocasiones, considerados extensiones del Partido de gobierno, no obstante no eran vistas como entidades que requerían una gestión específica y sostenida por parte de la Casa Blanca.

[7]​ Cuando el Presidente Cleveland fue elegido para un segundo mandanto no consecutivo en 1893, George B. Cortelyou, resultó nombrado taquígrafo confidencial de la Casa Blanca; posteriormente este se desempeñó como Secretario Ejecutivo (cargo que ostentó formalmente tiempo después) y Secretario de Prensa.

Cuando Woodrow Wilson fue elegido Gobernador de Nueva Jersey, en 1910, le pidió a Joseph P. Tumulty que sirviera como su Secretario Privado.

Como Secretario Privado, Tumulty trató ampliamente con la prensa, a pesar de que el Presidente sostenía cierta animadversión con los periódicos.

Al inicio de la administración, Tumulty convencido por Wilson, resuelve establecer un horario específico, por medio del cual se llevarían a cabo las conferencias de prensa (dicho horario consideraba dos ocasiones por semana).

No obstante, Tumulty continuó dando informes diarios a la prensa por las mañanas en la Casa Blanca; un total de treinta periodistas asistían.

A pesar de ser conocido como una persona discreta, muchos periodistas que cubrían la Casa Blanca, definieron al Presidente Calvin Coollidge como una persona bastante accesible teniendo en cuenta su cargo (el cual asumió en 1923, tras la muerte de su predecesor Warren G. harding).

Para algunas personas, esa práctica denotó un uso moderno del servicio, en el contexto de la vocería oficial.

Ese método fue ampliamente empleado por Henry Kissinger durante la administración del Presidente Richard Nixon.

Cuando Herbert Hoover asumió la Presidencia en 1929, trajo a su antiguo ayudante George Washington Akerson para con él como su secretario privado.

En una ocasión, él dice —de manera errada— que Harlan Stone había asumido la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia aun cuando —durante las elecciones a tal cargo— el candidato debió ser Charles Evans Hughes.

Durante la Gran Depresión, Richey y Akerson se vieron enfrentados respecto de la estrategia que emplearía el gobierno para hacer frente a la situación.

Akerson promovía la idea del uso de la radio por parte del Presidente Hoover, en tanto que Richey se mostró en desacuerdo argumentando que ese medio no era digno de la Presidencia.

Finalmente, Akerson renuncia a su cargo, y Theodore Joslin —un experiodista— fue nombrado como su reemplazo.