Como futbolista desarrolló la mayor parte de su carrera en los clubes Huracán (1963-1969) y C.D.
Su formación como futbolista empezó en las categorías inferiores del Talleres de Jesús María a los 11 años.
El Málaga comenzó encajando un gol, pero dos tantos de Viberti sirvieron para remontar.
Su primera campaña en la máxima categoría del fútbol español lo consagra como figura.
Según reconocería el propio jugador años después, había un precontrato en la caja fuerte del presidente.
Los rumores apuntaban a que quería hacer caja antes de desvincularse del club.
Sin embargo, las negociaciones iniciadas en paralelo para fichar a Marianín (goleador del Oviedo y futuro pichichi de Primera División) desarmaban esta hipótesis.
La afición tomó partido por el argentino reclamando su presencia cada vez que no era alineado.
En lo deportivo, volvió a repetirse el desvanecimiento del año anterior, en la jornada 28 el equipo estaba en tercera posición y se cayó a la séptima en las seis restantes.
Al acabar la temporada, la dirección del club optó por dar la baja a Viberti y ofrecerle un puesto como técnico de las divisiones inferiores, lo cual aceptó en un primer momento.
En Gimnástico aspiraba al ascenso y pensó en Viberti como fichaje estrella del proyecto.
[11] Durante algún tiempo, mientras meditaba sobre su futuro, estuvo entrenando con el Reus Deportivo para mantener la forma.
Se llegó incluso a rumorear su fichaje por dicho club, de 3.ª División, algo que él ni confirmó ni desmintió cuando la prensa le preguntó por el asunto.
[15] En el Belgrano jugaría 7 partidos y se retiraría definitivamente al final de la temporada.
[18] Durante la ceremonia, su hijo Martín Viberti agradeció al club el homenaje con unas emotivas palabras: «Este recuerdo se debe a que los malagueños siempre lo hicieron sentir un ídolo.