Once de sus compañeros murieron en la acción y seis fueron hechos prisioneros.
Nueve días más tarde, una escuadra de la avanzada estadounidense entró en el hospital donde convalecía Jessica y la liberó.
La naturaleza de la liberación todavía no ha sido suficientemente esclarecida.
Pese a la confusión, El Pentágono explotó al máximo las posibilidades melodramáticas del caso.
La compasión que inspiró esta pequeña combatiente, cuyo rescate fue transmitido en “prime time” de televisión, era mucho más poderosa en la opinión pública, que los argumentos de los intelectuales y otros núcleos críticos, que alertaban sobre la irracionalidad de una guerra innecesaria.