Nacido en Illinois, Rumsfeld asistió a la Universidad de Princeton, donde se licenció en Ciencias Políticas en 1954.
Rumsfeld fue perdiendo apoyo político y dimitió a finales de 2006.
En sus años de retiro, publicó una autobiografía, Known and Unknown, así como el libro Rumsfeld's Rules: Leadership Lessons in Business, Politics, War, and Life.
Terminados sus estudios se alistó en la Armada en 1954, donde sería piloto de cazas durante tres años.
Sería la primera de cuatro legislaturas en el Congreso, siendo reelegido en 1964, 1966 y 1968.
A diferencia de Nixon, el presidente Ford quería ser accesible para el resto de los miembros del Gabinete y los senadores, por lo que Rumsfeld no intentó controlar las reuniones políticas y procuró que cada asesor del equipo tuviera su oportunidad de expresarse o disentir ante el presidente.
Aconsejó al presidente Gerald Ford abandonar el término de «distensión» y creía inútiles los programas de control de armamentos negociados con la Unión Soviética porque pensaba que a la larga resultaría en inestabilidad para el mundo debido a que la URSS mostraba una superioridad manifiesta en armamento convencional.
Junto a otros exfuncionarios e intelectuales, Rumsfeld había enviado al presidente Bill Clinton una carta, que se convertiría en el embrión del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, en la que criticaba las estrategias de «retirada reflexiva» basadas en la utilización del disuasorio misil de crucero y pidiendo la sustitución de esa estrategia de disuasión por una estrategia más ofensiva.
Durante su periodo como jefe del Pentágono, se llevó a cabo la mayor reestructuración del Departamento en toda su historia desde que fue creado en los años 1940 durante la Administración Truman.
No obstante, persistió en su objetivo último de elaborar una estrategia militar para el siglo XXI hasta convertir al ejército en una especie de policía global y galáctica, frente a los que seguían abogando por una overwhelming force (fuerza aplastante) sobre el terreno.
Consiguió desplazar hacia el Pentágono importantes partidas presupuestarias destinadas a priori a la Inteligencia civil, lo cual provocó un importante cisma entre el Pentágono y la comunidad de Inteligencia.
Se podría decir que durante su mandato el Pentágono invadió competencias, tanto de Inteligencia como diplomáticas, representando un papel protagonista en ámbitos que en condiciones normales corresponderían a la CIA o el Departamento de Estado.
Cultivó unas relaciones de amor y odio con el Congreso.
Su estilo seco y dominador no facilitó las relaciones con sus subordinados, civiles o militares.
podría colocar en alerta a otros 100 misiles defensivos, dispuestos para desbaratar y neutralizar posibles señuelos en la hipótesis de que el enemigo hubiera situado en un misil varias cabezas para engañar a la defensa adversaria.
La tercera fase se iniciaría en 2011 con la instalación de 125 misiles defensivos en Alaska y otros 125 en Dakota del Norte.
Según el tratado firmado, durante los 10 años siguientes, Estados Unidos y Rusia desmantelarían en dos tercios sus arsenales nucleares de largo alcance.
El Nuevo Escudo Antimisiles tendrá bases de misiles interceptores en Polonia y la República Checa.
Tuvo como resultado el fin del régimen extremista talibán y la ocupación estadounidense, con la imposición de Hamid Karzai, como nuevo presidente.
Pero otros combatientes con nexos con Al Qaeda y el régimen talibán fueron hechos prisioneros y trasladados a la Base Naval de la Bahía de Guantánamo.
Pero la rápida caída de la capital iraquí, que permitió eludir los temidos combates callejeros, fortaleció el crédito del jefe civil del Pentágono sobre los mandos militares.
logró que la ONU reconociera a la nueva autoridad gobernante en el país, pero la posguerra se caracterizó por la incapacidad del ejército estadounidense para garantizar la seguridad en el país frente a los constantes ataques terroristas.
A pesar de esas dificultades en el manejo del nuevo escenario en Irak o escándalos que salpicaron directamente al Pentágono, como el maltrato a los prisioneros iraquíes por parte de soldados estadounidenses en la prisión iraquí de Abu Ghraib, el presidente George W. Bush confirmó a Rumsfeld para que siguiera dirigiendo el Departamento de Defensa en su segundo mandato.
[11] Rumsfeld enfrentaba múltiples problemas de salud, en particular enfermedades coronarias.