Es recordada por su actuación en la película Royal Wedding (1951), en el papel de Anne Ashmond, trabajando junto a Fred Astaire.
Sin embargo, en esa época tenía problemas con la bebida, llegando incluso a ser arrestada.
Acerca de estos problemas hablaba con franqueza en su autobiografía, Keep on Dancing, editada en 1981.
Sus maridos fueron: Sarah Churchill falleció en 1982, a los 67 años de edad, en Londres.
Fue enterrada junto a sus padres y hermanos en la Iglesia de Saint Martin, en Bladon.