Saqueo de Tesalónica (904)

Una flota musulmana, dirigida por el renegado León de Trípoli, y que tenía la capital imperial como objetivo inicial, zarpó de Siria.

Los musulmanes fueron disuadidos de atacar Constantinopla, y en su lugar se volvieron a Tesalónica, sorprendiendo totalmente a los bizantinos, cuya armada fue incapaz de reaccionar a tiempo.

Las murallas de la ciudad, especialmente frente a la costa, estaban en mal estado, mientras que los dos comandantes de la ciudad emitieron órdenes contradictorias.

El saqueo continuó durante toda una semana, antes de que los asaltantes se marcharon a sus bases en el Levante, después de haber liberado a 4.000 prisioneros musulmanes durante la captura de 60 barcos, y obteniendo un gran botín y 22 000 prisioneros, en su mayoría jóvenes.

En ese momento, la mayoría de los cautivos, entre ellos Juan Caminiata, que relató el saqueo, fueron rescatados por el Imperio y los cambiaron por cautivos musulmanes.