Por aquellos años, en 1559, existía un gran interés por llegar a El Dorado, el País de la Canela o la región de los Marañones que se encontraba poblada por los omaguas.
La ruta siguió el curso del riachuelo de Porotongo hasta su fin en el río Saposoa para acabar posteriormente en el Huallaga.
Tiempo después este viejo poblado fue abandonado, según leyendas por culpa de un "encantamiento".
Algunos habitantes que escaparon de aquella "hechicería" y viajaron en balsas hacia el Sur hasta un valle conocido como Palmira donde permanecieron por algún tiempo.
Luego abandonaron el paraje por la proliferación de la ronzapa y los tábanos.