Varias explicaciones se han dado sobre el motivo por el que San Francisco eligió este escarpado paraje para construir allí una ermita; pero el más evocador es sin duda el del niño al que al pobre de Asís hizo arrojar un tizón que, volando como un rayo, terminó su recorrido en la pared rocosa de un montículo, propiedad de un señor feudal de Greccio, conocido como Giovanni Velita.Todos los asistentes se llenaron de una extraordinaria alegría, después un sacerdote celebró la misa en aquel mismo lugar, en la que Francisco, revestido con los ornamentos de diácono dio lectura al evangelio.Desde entonces Greccio y su santuario se conoce como el primer belén del mundo.Tiene planta de cruz latina, caracterizada por una fachada lateral y un ábside hexagonal.En el interior hay frescos modernos y la capilla original del santo tallada en la roca.