Clara de la Cruz
En 1290, Clara, su hermana Giovanna y sus compañeras deciden entrar a la vida monástica en el más estricto sentido.Su hermana Giovanna fue elegida la primera abadesa y su pequeña ermita fue dedicada como un monasterio.Imposibilitada de comer, las religiosas mantenían a su Madre Abadesa dándole agua azucarada.Durante este tiempo, Clara reportó tener una visión en la cual se vio siendo juzgada delante de Dios.El intenso dolor que sintió en todo su ser cuando recibía la Cruz de Cristo, vivió con ella para siempre.En 1303 Clara pudo construir una iglesia en Montefalco la cual no solo sirvió como capilla para las religiosas, sino también para todas las personas de la ciudad.Clara sirvió como abadesa, maestra, madre y directora espiritual de sus amadas hijas por 16 años.[7] El corazón fue dispuesto para la veneración en la iglesia de Santa Clara en Montefalco, donde su cuerpo, vestida con el hábito agustino, reposa bajo el altar mayor[8] .