Esta zona ya se encontraba poblada desde tiempos prehispánicos, como lo demuestra la presencia de asentamientos en la zona arqueológica ubicada al suroeste de la colonia, en donde se levantó el pequeño Teocalli dedicado al dios Mixcóatl.
Durante el período colonial, se establecieron algunos obrajes en el poblado de Mixcoac y algunas rancherías, aunque la mayor parte del terreno perteneció a haciendas.
Los caminos que iban de Tacubaya a San Ángel, Chimalistac y Coyoacán pasaban por este poblado y atravesaban el lugar debido a la presencia de la garita de San Pedro, cercana ala cual la orden dominica levantó una pequeña capilla y convento,[2] por el cual se le empezó a llamar al lugar por su nombre actual.
Su traza urbana muestra una retícula ortogonal bien definida, en la cual se distingue la nomenclatura numeral —por lo general— de sus calles.
Posteriormente sus límites se verían conformados al realizarse las grandes obras viales con la creación del Anillo Periférico y el Viaducto Río Becerra.
Esta institución educativa es reconocida por ser de las casi extintas en México que aceptan sólo mujeres.
Su nombre es honor de Luis Pombo, abogado oaxaqueño, quien donó este espacio a la comunidad en 1904.
Al centro del parque hay un kiosco ochavado, con la cubierta sostenida por columnas metálicas esbeltas, clásicas de su época.
La gente podía pasear por avenida 2 o por calle 19 cruzando el parque (no rodeándolo) y dar vuelta a la glorieta.
Desde 1971, año en que se remodeló totalmente, cuenta con juegos infantiles y la particularidad son sus pisos diseñados a partir de circunferencias de diversos tamaños y los enormes pinos que dan nombre a esta colonia.
En sus alrededores hay menos comercios lo que lo hace el sitio ideal para distraerse, relajarse y sentirse como se aparta del caos de la ciudad.